Finalmente, y tras una jornada de intensas negociaciones, anoche salió humo blanco en medio de la huelga que mantenían los trabajadores mineros de Curanilahue, los que se mantenían a 900 metros de profundidad exigiendo el pago de sus sueldos y cotizaciones, y quienes acordaron deponer la medida de presión y regresar a la superficie luego de catorce días de encierro en el pique.
La movilización vivió su momento más tenso el lunes, luego de que los trabajadores de la mina Santa Ana cerraran el acceso al yacimiento, cortando comunicación con el exterior.
La situación generó la intervención del gobierno, que por intermedio del intendente Rodrigo Díaz y la ministra de Minería, Aurora Wiliams, negociaron hasta última hora de ayer con los trabajadores para encontrar una solución al conflicto entre los trabajadores y la empresa minera SW Curanilahue.
«Estamos frente a una actitud de absoluta irresponsabilidad por parte de los empleadores», sostuvo la titular de Minería a raíz de la denuncia de los trabajadores, quienes aseguraron que los propietarios les adeudan julio y agosto y 11 meses de cotizaciones.
Junto con ello, la secretaria de Estado insistió en el llamado a los trabajadores a deponer la toma principalmente por el riesgo que significa estar a más de 800 metros de profundidad, instándolos a continuar con las negociaciones en la superficie. «Nosotros los invitamos a deponer esta actitud en una mirada estrictamente relacionada con la seguridad. Eso no significa claudicar en los objetivos que ellos tienen», añadió.
La tarde de ayer, la ministra y el intendente volvieron a generar una mesa de trabajo con el fin de poder mejorar la propuesta entregada por el Gobierno para que los trabajadores depusieran la huelga.
Tras las negociaciones realizadas, finalmente los mineros aceptaron la última propuesta y a eso de las 22 horas comenzaron a desmontar las fortificaciones que habían construido para impedir el ingreso a la mina y permitir su salida desde el interior, lo que concretaron todos juntos pasada la medianoche.